Los puentes térmicos son uno de los mayores enemigos de la eficiencia energética en edificios. Su existencia provoca pérdidas de calor, haciendo más ineficiente el aislamiento térmico y provocando que tengamos que consumir muchos más recursos energéticos para conseguir una temperatura confortable. En Placomat te explicamos más sobre los puentes térmicos, sus tipos y cómo solucionarlos.

Tipología de los puentes térmicos

Un puente térmico es un punto o zona del cerramiento de un edificio con una resistencia térmica notablemente menor respecto de la de las áreas adyacentes. Esto provoca que dicha zona actúe como un “puente” a través del cual el calor se transmite más fácilmente. Por norma general, distinguimos dos grandes tipos de puentes térmicos:

Puentes térmicos geométricos

Son resultado de la propia geometría de la envolvente térmica, que da lugar a que en ciertas ubicaciones se pierda más calor, como esquinas de las fachadas, la unión de aleros con la fachada, la unión de la planta baja con el muro exterior…

Este tipo de puentes térmicos es inevitable porque no depende de la cantidad o espesor del aislamiento, sino de la propia forma de las construcciones. De todas formas, se puede reducir su presencia apostando por un diseño más sencillo e inteligente de los edificios

Puentes térmicos constructivos

Estos puentes térmicos se dan donde hay un encuentro de materiales con diferente espesor y/o composición y, por tanto, diferente conductividad térmica (revestimientos de fachadas de distintos tipos), donde un elemento estructural interrumpe la continuidad del aislamiento (un forjado que atraviesa una fachada) o donde hay una brecha en el cerramiento (cajas de persianas, aislamiento mal colocado…).

Cómo evitar los puentes térmicos en un edificio

La existencia de puentes térmicos conlleva multitud de problemas: pérdidas de calor, calor no deseado, menor eficiencia energética o aparición de humedades, condensaciones y mohos.

Para evitar todos estos inconvenientes, además de intentar evitar al máximo los puentes térmicos desde el mismo diseño del edificio (en caso de ser de obra nueva), se puede apostar por una buena instalación de aislamiento en toda la envolvente (cubiertas, fachadas, suelos…), con un espesor adecuado y materiales de calidad (lana mineral, lana de roca, EPS, XPS, aislantes reflexivos, aglomerado de corcho…). Esta medida también puede ser complementada con la instalación de puertas y ventanas con rotura de puente térmico o creando cajas de persianas más estancas.

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