El aislamiento térmico es sin duda un aspecto fundamental en la construcción y rehabilitación de edificios. En la actualidad existen muchos materiales distintos con los que se pueden realizar las instalaciones aislantes, cada uno con sus características propias. Ya te hemos hablado de uno de los materiales para aislamiento más populares, la lana mineral, y hoy queremos enseñarte las posibilidades de otro aislante de uso común, el poliestireno, tanto en su variedad EPS (poliestireno expandido) como en la XPS (poliestireno extruido o extrusionado).

El poliestireno como aislante

El poliestireno es un material sintético derivado del petróleo que se agrupa para dar lugar a una espuma de tipo plástico. Su uso en el mundo de la construcción es muy habitual porque ofrece una gran flexibilidad, versatilidad y eficiencia térmica para su uso en cualquier parte de un edificio (paredes, suelos, techos, cubiertas…).

Se suelen diferenciar dos tipos de poliestireno, el poliestireno expandido o EPS (el famoso poliespan, porexpan o corcho blanco) y el poliestireno extruido o XPS (también llamado extrusionado). Ambos materiales cuentan con una composición química idéntica pero se diferencian en su proceso de conformación, que genera ciertas divergencias en su estructura. Aun así, podemos atribuir a cualquier tipo de poliestireno una serie de propiedades comunes:

  • Resistente a la humedad: su estructura es relativamente capaz de repeler la humedad.
  • Resistente a la compresión y a las cargas: capaz de soportar diferentes pesos y resistir a fuerzas compresoras en función de su espesor y/o densidad.
  • Aislante térmico: presenta un buen comportamiento frente a oscilaciones térmicas
  • Duradero: tiene una vida útil muy larga y se puede reutilizar.

Diferencias entre poliestireno expandido (EPS) y poliestireno extruido (XPS)

En el aislamiento de construcciones se utiliza tanto el poliestireno expandido como el extruido. Es relativamente fácil confundirlos porque ambos son poliestireno, pero en su fabricación se dan una serie de procesos distintos que determinan la estructura del material y, por tanto, también sus particulares propiedades.

En el caso del EPS, el poliuretano (en forma de bolitas) se somete a un proceso de expansión a altas temperaturas que hace que multiplique por 40 o 50 su tamaño original. Esas bolitas se fusionan para formar grandes bloques, que son cortados para dar lugar a paneles aislantes de EPS. La estructura de estos paneles no es completamente cerrada, ya que pueden quedar espacios vacíos entre las bolitas. Como resultado de todo esto, el EPS presenta una densidad muy baja, es ligero, blanco y de apariencia granulada, pero no resiste tan bien el peso, la compresión ni la humedad como el XPS.

Por otro lado, para la obtención de XPS hay que hacer un proceso de extrusión, que consiste en la fusión del poliuretano con otros ingredientes. A continuación, el líquido formado se extruye continuamente a través de un troquel o matriz y se expande durante el proceso de enfriamiento. Esto da lugar a una espuma rígida de estructura cerrada, más lisa y densa que la del EPS y que puede presentar distintos colores según la marca. El poliestireno extruido o extrusionado también presenta un mejor comportamiento frente al agua y la humedad que el expandido (se puede mojar sin perder ninguna de sus propiedades, por lo que es ideal también para impermeabilización) y también una mayor resistencia mecánica (soporta un mayor peso), motivos por los cuales se prefiere para aislamiento de cubiertas.

Como has podido comprobar, el poliestireno es un material perfecto para instalaciones de aislamiento térmico. En Placomat puedes encontrar productos tanto de poliestireno expandido (EPS) como extruido (XPS) de primeras marcas como Ursa. Tu elección entre uno y otro dependerá de tus necesidades específicas, aunque si no lo tienes claro recuerda que nuestros profesionales pueden asesorarte sin compromiso.